¿Cómo podemos ayudar a los peques a enfrentar los miedos? ¿Por qué sentimos miedo? ¿Es útil sentir miedo? Belén Piñeiro, Maestra de Corazón, responderá a todas estas preguntas y nos enseñará una actividad para que ayudemos a los niños y niñas a enfrentarse a ellos. ¡Descubre la cajita come-miedos! 😉
Indice
¿Qué es el miedo y para qué sirve?
El miedo es una emoción primaria, común en todos los seres humanos y aunque a primera vista no lo parezca, nos es de gran utilidad. Gracias a él reaccionamos ante situaciones reales de peligro, como apartarnos ante un coche que se acerca a gran velocidad, o asomarnos a un precipicio.
Todos los animales tienen miedo a aquellas cosas o seres que les pueden causar daño a nivel físico. Los seres humanos, además, reaccionamos también ante aquello que nos pueda dañar en el plano emocional.
Los miedos nos dan la oportunidad de generar herramientas para afrontar ciertas situaciones, nos permiten superarlas y superarnos a nosotros mismos, mejorar y resolver situaciones que, a priori, nos parecían imposibles de enfrentar.
Los miedos en la infancia
A medida que el niño se desarrolla a nivel cognitivo, es normal que aparezcan los miedos. Es una forma de mostrar al mundo que está madurando. 😁 Por eso es muy útil enseñar a los pequeños a enfrentarlos, a medida que estos van surgiendo. Así que, hoy te propongo una actividad para que los más pequeños aparquen sus temores a un lado y no permitan que les limiten a la hora de vivir nuevas experiencias que, en un principio, deberían ser placenteras. ¿Te animas a llevarlo a cabo?
¡Tanto en casa, como en el aula, esta actividad da muy buenos resultados!
La cajita come-miedos
Material para hacer la cajita:
- Una caja de cartón.
- Ceras, pegatinas, goma EVA. Cualquier material de manualidades que permita decorarla.
- Tijeras.
- Pegamento.
- Folios o cartulinas para colorear.
- Opcional: Ojitos de plástico u accesorio.
¿Cómo utilizar la cajita come-miedos?
Escogeremos una caja de cartón para convertirla en nuestra “Cajita come-miedos“. Si tiene tapa, perfecto; si no la tiene, podremos realizar una pequeña ranura a modo de ˝buzón˝, con unas tijeras o un cúter, para introducir nuestros miedos en ella.
Es importante explicarle al niño para qué vamos a utilizar esta caja, en qué la vamos a transformar y acto seguido que dejemos volar su creatividad. La podemos forrar con goma EVA, cartulinas o papel de colores; decorarla con ojitos móviles o dibujarlos con rotus o lápices. En la fotografía de arriba puedes ver una primera propuesta y una segunda, más abajo.
Una vez terminada la cajita, procederemos a darle unos folios o tarjetas en las que el niño le dará forma a sus temores. En este momento sus miedos saldrán de su cuerpo y se plasmarán en el papel, que después será guardado en la caja. El hecho de tomar conciencia de ellos, de verbalizarlos y exteriorizarlos es tremendamente beneficioso.
Antes de introducirlos en la caja, podemos tratar de profundizar un poco más realizando las siguientes cuestiones, o ayudando al pequeño a resolverlas:
- Pedirle que verbalice su miedo.
- ¿Cuándo lo siento?
- ¿Por qué?
- ¿Qué ocurre cuando tengo miedo? ¿Cómo me siento? ¿Cómo responde mi cuerpo?
- ¿Qué cosas podré hacer si este miedo desaparece?
A continuación nos desharemos de él introduciéndolo en la cajita y le recordemos que los miedos, alguna vez, pueden escaparse, y que en caso de que esto suceda, les pediremos educadamente que vuelvan a su lugar, dentro de la caja.
Una vez que hayan desaparecido, podemos sacarlos de la caja y tirarlos, enterrarlos o lo que consideremos más apropiado, para que el niño sea consciente de que ha superado su temor y se sienta orgulloso de ello.
Si te ha gustado este artículo, compártelo. 😁 ¡Gracias!
¿Necesitas más ideas para educar las emociones?
Aquí tienes 2 artículos
¡Sigue conectada/o a FixoKids en Facebook, Youtube y Pinterest!